jueves, agosto 31, 2006

Terrorismo Verbal

Sé que no podía haber bajado así de ese autobús. Que las cosas podían haber sido distintas. Ojalá que en las estaciones y aeropuertos, alquilen también taquillas para dejar impune nuestros sentimientos e intocables los corazones.
También podía engañarme a mi mismo, se me da bastante mejor que engañar a la gente. Más que engañar aprendí a actuar para parecer aquél hombre de película de gangsters que lo único intocable era su familia. Y a veces ni eso.

Dicen que con el tiempo uno va poquito a poco transformándose en su álter ego. Vale, pensaréis que eso es cojonudo, transformarse en lo que tú llevas tiempo intentando aparentar, pero cuando usas máscaras y escudos contigo mismo, el daño cuando tratas de contarles algunas cosillas a tu almohada, te das cuenta que es máximo, y que al final terminas como un matrimonio corrompido por los años, dándole la espalda a tu conciencia ametrallándola con irrealidades para alcanzar el sueño aunque sean unas horas.

Creo que nací con un don. Bueno, sé que nací con muchos y algunos de ellos los tengo en venta porque el tiempo me ha dado la razón que son defectos.
Se me da bastante bien torturar. Ya sea conmigo mismo (toda persona con un oficio, coje muestras sin ningún valor para perfeccionar su técnica) o con las personas que quiero. Algunas hasta puedo decir que las amo, aunque visto lo visto estoy por pedir a mi psicóloga qué narices es eso del narcisismo, si se puede interpolar con mi odio.

Siempre el mismo modus operandi, ejecutando a mis víctimas con silencios, medias verdades y frases llenas de socarronería para así darles horas de incertidumbre, de comerse el tarro de qué hostias le estaba hablando y mis intenciones. No te preocupes, cariño. Soy más que verdugo, terrorista. Y como tal, me gusta firmar mis grandes atrocidades. Quizá sea que cuando quise cambiar y dejar de odiarme, intenté al menos que los demás me odiasen por mí.

Con el tiempo, supe que era como una especie de Jesucristo de los incomprendidos, yonkis y marginados. Siempre interesándome por los problemas de los demás sin importarme los míos. Me abandoné. Fui mi propio Judas y como decían los Extremo, al final terminé crucificado a base de ansiolíticos.

Gracias a Dios (ejem…) me apareció la virgen, no la tal María, sino un poco de luz que me entró tras la última vez que caí muerto. Morí de amor, fue una muerte efímera. Aunque me queden ya solamente tres vidas sin pelos en los bigotes, ni almohadillas en mis patas, sin apenas haber alcanzado los treinta.

Alguna vez intentaré cambiar de verdad, os lo prometo. Pero necesito ayuda de alguien y no sé que cojones busco, porque lo que tengo se me escapa y lo que tuve apenas pude retener.

Supongo que al final la única salida seré yo, como siempre.

¿Te quieres casar conmigo, soledad? Por la iglesia no, que ya no creo en los milagros.

P.D: Este texto no es autobiográfico, solamente son medias verdades.

5 comentarios:

Siboney dijo...

Existen las medias verdades?

Y aunque fuese autobiográfico que mal habría en ello?
como he leído por ahí: "usas máscaras y escudos contigo mismo"

y como solía decir (palabra que otros adoptaron por la gracia que les producía ;P al oirmela): es insano

de todos modos es tuyo, y lo que los demás opinen da igual

No te olvides de que :nadie es perfecto (aunque lo aparenten ;) el mundo es una gran farsa)

I said.

Black Swan dijo...

Como dice una amiga mia, soy perfectamente imperfecto.

Nunca me gustó mucho despelotarme y a veces uso la escritura para liberar un poco de mierda.

No todo puede ser verdad, se pueden camuflar contando lo que nosotros queramos que la gente entienda por ella.

No deja de ser una mentira, eso es cierto. XD

Algunos hasta las llaman mentiras "piadosas".

Sé que es insano,nunca tuve buena salud, aunque creeme, que desde hace meses intento cuidarme.

Siboney dijo...

Todo el mundo lo hace. Contar solo lo que quiere que los demás sepan, no he conocido a nadie que no...de hecho hay gente que incluso logra llegar a creerse realidades a parte, ese tipo del que se cree sus propias mentiras, aunque esto no sea el caso, pero me he acordado de esos especimenes.

todos procuramos cuidarnos, aunque no siempre sea tarea fácil.

la imperfeción somos cada uno de nosotros, no deberías castigarte por el rasgo más común del ser humano.

Es bueno asumir el lado oscuro, pero que no sea nnuestro verdugo, hay quien lo esconde, pero está en todos.

Black Swan dijo...

Gracias, Maribel.

Alex dijo...

Muchas gracias por exponer en tu blog un aspecto idéntico en mí, los silencios. Si tienes un hueco échale un vistazo al blog que he creado y si te apetece charlamos. Un saludo.