sábado, agosto 23, 2008

Alatazor (Canto II)

Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos
(Reconozco ese ruido desde lejos)
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra troncos de árbol
Eres una lámpara de carne en la tormenta
Con los cabellos a todo viento
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del mundo
Como la mano de una princesa soñolienta
Con tus ojos que evocan un piano de olores
Una bebida de paroxismos
Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad
Como la rueda que sigue girando después de la catástrofe
Mi alegría es mirarte cuando escuchas
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del agua
Y te quedas suspensa largo rato
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar
Nada tiene entonces semejante emoción
Ni un mástil pidiendo viento
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito
Ni la paloma demacrada dormida sobre un lamento
Ni el arcoiris con las alas selladas
Más bello que la parábola de un verso
La parábola tendida en puente nocturno de alma a alma
Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento
Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento
Eres el ruido del mar en verano
Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración
Mi gloria está en tus ojos
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
Y un viento de océano ondula tus pupilas
Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia
A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en
el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la
eternidad
Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados
Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas del éter
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino

¿Qué sería del universo?

Vicente Huidobro

sábado, agosto 16, 2008

La poesía ha muerto




Ya a nadie le interesa la poesía, ni las palabras bonitas que se deshojan a cualquier tiempo.

Las que se dicen cuando se ve la tele, se viaja en metro y en la cola de la carnicería.

Porque inspiran locura, inseguridad que se quiere bañar en plata.

Porque inspiran compromiso, y en el metro, ni en la televisión ni en el super crece la humanidad, ni lo espontaneo de lo humano, ni la sinceridad del amor.

Solamente habita la sinceridad del empujón, del mal cambio de moneda, del mando a distancia.

sábado, agosto 09, 2008

Desayuno con diamantes

No me digas jamás qué quiero de desayunar si tus labios aún están desnudos.

jueves, agosto 07, 2008

Una de piratas

Con tus ojos temblosos cuando me miraron a los míos me abordastes.

Con tu pañuelo en el pelo contaminando tu cara de ángel.

Con tus piratas vistiendo tus piernas que embellecieron puertos.

Como un loro en tu hombro comiendo de tus manos me siento.

Surcando tu dulce mar encañonando mil fragatas de adversidades.

Con mis torpes manos de garfio y mi alma de ron.

Defenderé tu bandera hasta que el mar sea polvo, y tus ojos se llenen de nada.