miércoles, enero 25, 2006

El movimiento brusco de miembros desnudos

Escuchando sólo que silencio, nada más deseo que tu boca lo quiebre.
Que salgan vocales, para colgarme de ellas,
y me hagan girar como una noria y me suban a lo más alto,
mientras que en pleno cénit mi adrenalina llame al pánico y me haga caer.
O que salga de ella consonantes,
que me mezcan como lo hacían tus brazos desnudos
mientras apoyaba mi cabeza sobre tu pecho,
y sentía que tu corazón se quemaba.
Que me quemaba.
Dime una vez más que me amas, por favor.
Sé que será la décima vez en esta noche, pero dímelo
antes de que el despertador me devuelva a la muerte.
Hazme sentir útil y dibujemos figuritas con nuestras sombras
proyectadas sobre la pared.
Déjame que escriba la última carta a una tal soledad,
Decirle que no le echaré tanto de menos.
Pondremos de sello la marca de tus labios en carmín.

sábado, enero 21, 2006

Resucitando horas muertas

Qué tardes más silenciosas….
Todo el pueblo en sus casas a la hora de la siesta, paz que se hace añicos con el doblar de campanas de las cinco.
Ondas sónicas que rebotan entre las paredes de las casas viejas de mi pueblo hasta hacer vibrar la persiana de mi ventana.
Y la observo mientras termino mis cartas. Cartas que jamás tengan sello ni dirección, tan solo remite.
Cartas de amor, para nadie.
Estas tardes no son para lamentarse, esta tarde saldré a ver algunos rayos de sol.
Esta tarde caminaré paseando por mi pueblo y me dejaré caer por el puerto. Y contaré las gaviotas que cantan.
Incluso si mi lucidez me lo permite, buscaré mi vieja barca y daré un paseo sobre el mar.
Ay! si hablaran sus tablas viejas y astilladas, cuanta pasión se posó hace tiempo sobre su pintura acorchada.
Hoy disfrutaré del verano, sabe Dios que es cierto, aunque sea en el mes Enero.

lunes, enero 16, 2006

Algunas mañanas son de terciopelo

Anoche hubo tormenta.
Anoche las gotas que caían en la repisa de mi ventana eran tan fuertes, que ocultaban mis llantos y mis lágrimas se entremezclaban con la lluvia.
Anoche decidí buscar entre los recovecos de mi almohada viejos recuerdos que me hacían dibujar una sonrisa (casi forzada) que intenté mantenerla toda la noche.

Anoche me levanté y busqué en mi cajón prohibido esas hojas escritas llenas de mis malos pensamientos y les prendí fuego.

Anoche comprendí que aunque tire tus fotos y tus escritos te tendré siempre paseando por mi cabeza y que nunca me podré distanciar de ti.

Anoche fui feliz y canté canciones que pensaba olvidadas.

Por la mañana me desperté y te vi reflejada en mi ventana, y comprendí que aún te amo, y que después de este camino pedregoso, creo que tú también quemastes mis fotos y comprendistes que no hace falta guardarlas para no olvidarme.

martes, enero 10, 2006

Sueños Líquidos

Ella quería ir tan aprisa que se preparaba tan bien antes de las salidas de una carrera sin mirar de qué tipo eran.

Siempre las hacía nulas, y cuando no, ni siquiera sabías a lo que te ibas a enfrentar.
Pero ese día te topastes con una valla, y disimuladamente, hicistes creer a la gente que no fue un error tuyo, sino que te empujaron, hasta que llegastes al foso y ya no encontrastes salidas y se te agotaron las excusas.

Te dejé en la desembocadura de tu río, y ahora la corriente te lleva hacia un océano entero en el que naufragar, donde poder engañar a los marineros con tu canto, y donde cuando quieras, no enfrentarte a los problemas y sumergirte con tus historias.

Eres allí feliz, y no pienso sacarte.

Pero de repente apareció una persona, sin importarle las letras y si las palabras.
Una persona que rompía barreras a tal velocidad como palpitan nuestros corazones cuando nuestras miradas se chocan, una persona que viaja con el único estandarte que el amor sin más complicación.

Una persona que no usa el “quizás mañana” y mucho menos “tal vez no”.

Quizás después de esto, trato de comprender que un clavo saca otro clavo, aunque sea ardiendo y mis manos se quemen, pero sé que al menos me las acariciarás.