miércoles, enero 25, 2006

El movimiento brusco de miembros desnudos

Escuchando sólo que silencio, nada más deseo que tu boca lo quiebre.
Que salgan vocales, para colgarme de ellas,
y me hagan girar como una noria y me suban a lo más alto,
mientras que en pleno cénit mi adrenalina llame al pánico y me haga caer.
O que salga de ella consonantes,
que me mezcan como lo hacían tus brazos desnudos
mientras apoyaba mi cabeza sobre tu pecho,
y sentía que tu corazón se quemaba.
Que me quemaba.
Dime una vez más que me amas, por favor.
Sé que será la décima vez en esta noche, pero dímelo
antes de que el despertador me devuelva a la muerte.
Hazme sentir útil y dibujemos figuritas con nuestras sombras
proyectadas sobre la pared.
Déjame que escriba la última carta a una tal soledad,
Decirle que no le echaré tanto de menos.
Pondremos de sello la marca de tus labios en carmín.

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