domingo, julio 25, 2010

Llorar porque si

En estos últimos meses, me han robado, me han timado, me han roto el último trozo de corazón que me quedaba, ando en la ruina, me enfermo, me balanceo en una báscula de esperanza, me desequilibro y mis pies no soportan ya tantísima carga hasta que me bloqueo.

Hasta que llega la noche, mi mirada se clava en el techo y mis ojos inundan los lagos de mis mejillas. Y esas lágrimas saben dulce, mi carga de felicidad me abruma tanto, que mi cuerpo explota.

Doy gracias por todo.

Por el ladrón que me robó, por el hijo de puta que me timó, por mi préstamo y mi cabeza tan especialmente preparada para quemar billetes, al alcohol y toda la mierda que me comió –y a veces también me come- para recuperar mi salud y dejar de torturar menos mi hígado, a ti por ser una manazas y estropearlo todo –sobre todo las cosas que no son tuyas- para darme fuerzas y volver a dibujarme un corazón en el pecho.

Gracias a la vida por darme esta oportunidad, gracias a ti por leerme.