miércoles, marzo 22, 2006

Bombillas de frigorífico

Mi pequeña, siempre abrazándome a deshoras retorciéndote sobre el colchón.

Mi vida, que tú me la robastes y que ahora compartimos en cada rincón.

Dónde me dejastes así?

Dónde me tocó esa barita invisible que mueves y agitas a los corazones de los hombres?

Con un chasquido de dedos, apagas la luz de mis ojos, y hasta el Sol se pierde antes por el horizonte.

Qué esperas de mi ahora, mi amor?

Tú me lo quitastes todo, y ya no tengo nada que entregarte, si te bastara con una sonrisa mía, con una mueca, o con un cucar de ojos, no me importaría irme de ti con las manos vacías.

Y es lo que hace que se congele todo, cuando te miras a las manos, y las tienes vacías, que tus caricias se pegan en una piel que absorbe la poca vida que te queda.
Cuando lo no material que te llenaba, se transforma en escarcha de Enero, cuando los besos ya no se confunden con versos.

Cuando tú ya no tienes nada más que robar, entonces, te fijas en el interruptor, lo apagas y sales cerrando con llave.

Y me quedo aquí esperando, como una luz de una nevera, esperando a que me abran puertas, a descongelarme, a encenderme de nuevo y a no morir.

martes, marzo 07, 2006

Como un complemento de una Barbie

Supongo que muchos lectores y algunos que me conocen de tiempo, se crearán una imagen un poco tiznada de negro, como mis trapos, como mi vista perdida que tengo a veces pensando en cosas que las debería imaginar en la cama, que despierto y mis labios van dibujando un poco de felicidad en mi sonrisa cuando levanto mi edredón y veo que aún anda ronroneando mi gata entre mi regazo.

Quizá sea mi papel que decidí tomar hace ya un tiempo, no sé si como un guión prematuro para un artista que anda desesperado de salir de la nada, para encontrarse con otra nada camuflada por luces de neon, y dinero para desperdiciar más su vida.

O a lo mejor es por una decisión que yo no decidí tomarla, me señaló una tal melancolía con el dedo, y como enamoradizo que soy de las muchachas con ojos tristes, me quise encerrar con ella varios años ya en un lugar que pocas veces abandono, a no ser que alguien me de un par de hostias virtuales( a veces no lo son…), y vuelva a ser yo.

Desde hace un tiempo, decidí jugar con una muñeca, vestirla cuando la escucho y me cuenta sus historias.

Sacarla a pasear con mi coche de Ken, cuando veo que necesita que la animen.

Incluso comprarle de vez en cuando un vestidito de esos que tanto le gusta a ella, que se pone con un solo velcro , cuando pasa frío y quiero darle calor.

Todo esto no sucedería si ella en su día no me hubiera comprado la casa de Ken, para resguardarme de mis historias.

Si no me hubiera comprado ese trajecito ajustado de color azul, para cambiar esa sucia manía que tengo de manchar todo en lejía y volver a tintarlo en negro.

Si no me hubiera comprado un walkman de plástico, para recordarme todos los días que la tengo a mi lado, se acaben las pilas, o no.

Qué bonita es la vida cuando todo se corresponde, aunque sea una amistad, aunque sólo sean más que palabras, porque las palabras, depende de donde salgan y de quien, pesan demasiado para que se las lleve el viento.

domingo, marzo 05, 2006

Internet

Decididamente
me complace descubrir
que si ya eras preciosa antes de verte
ahora lo eres mucho más

al mirar tu foto
también sentí tu abrazo
al ir a cerrar el archivo
creí ver que me guiñabas un ojo

el derecho

Poema de Francisco Cenamor