domingo, agosto 13, 2006

El agua flameada y su brisa

Sombreros contra soles de conformismo.
Un viaje lleno de paradojas evaporadas, licuándose con lo onírico.
Tu nombre transformado en humo, que no se lleva el viento.
Tormentas de granizo, que no rompe el poco tejado que nos cubre de las heridas aún sangrantes.
Golpes en la puerta sin ruidos, sin membranas que lo capten ni vibraciones que la piel se estremezca.
Acuosos fueron los ojos mutando en gases, portando la borrasca hacia el fondo de aquél abismo, que se fue.
Extintos fueron los corazones sin dueño, cazados por rifles de miradas parlantes.

Los elementos son fuertes, más que nosotros, son salvajes. Como tu aliento, como nuestros gritos.

Pensamos y transformamos la oscuridad en algo cristalino, aunque a veces se nos da mejor lo contrario.

Nosotros podemos aprovechar el viento y transformarlo, nosotros podemos cambiar el rumbo de nuestras vidas.

Levántate y respira, mañana más bocanadas de aire fresco, mañana más amor en nuestros ojos.

Y pasado mañana, que se lo lleve todo los elementos.

No hay comentarios: