Ayer entre risas, se te rompió la tuya cuando mi mano te pasó por encima del hombro.
Me enseñaste un hematoma a su altura y yo mientras te lo acariciaba suavemente con mi pulgar te pregunté:
-¿Cómo te has hecho esto?
-La vida, que me maltrata…
De tantas cosas que aparecieron en mi mente, solamente liberé un suspiro y un beso en tu frente. Pero me machaca la idea de que no fui capaz de coger mi corcel y rescatarte de ese castillo de tu vida, y empezar una nueva junto a la mía antes de que se nos agote.
Mientras, seguiré afilando lanzas.
2 comentarios:
Cuán bella puede ser la tristeza!!!
Y a pesar de lo que muchos piensan, cuán energía negativa libera.
Un abrazo.
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