sábado, abril 19, 2008

Rocinante

La chispa prendió la avena, mis ojos te atravesaron la sien.

Vendaval tardío, que antaño no soñaba ir más allá de un soplido.

El granero se quema, y es raro que en esta combustión me sienta bien.

En el fin de los días yo seré paja y tú piedra, tú quijote y yo molino.

Gigante inducido por el opio infinito que decora tus alucinaciones.

Seré más que un simple caballo al galope dentro de tus intuiciones.


Dulcinea creo que se perdió en el olvido.

No hay comentarios: