miércoles, marzo 05, 2008

Boeing 787

En la maleta una carta, en la chaqueta una foto y en la cabeza un cajón desastre que mezcla el pasado carcomido por un olvido forzoso sin apenas efectividad, y papeles en blanco con olor a nuevo esperando al avión y al futuro en forma de pinturas, lápices y bolígrafos.

Se puede huir de espejismos, de anclajes absurdos, de miedo a lo real.

Pero el presente y el pasado es una soga que ata bien las manos y nuestros pies, mientras un yugo aprisiona nuestras mentes y la ansiedad nos imanta todo nuestro ser.

Se tiene miedo al llegar, a que las pinturas se descoloreen antes de usarlas, que se derritan por el sudor de nuestras manos. La cobardía se puede afilar durante años en un sacapuntas de compromisos u obligaciones en las que nunca sale el sol.

Pero quizá por inercia promovida por un tal valor que encontramos en forma de migajas en nuestros bolsillos, nos hace montar en el avión tras una buena patada en el culo.

Y volamos atravesando nubes, chubascos, borrascas y tu recuerdo.

Quien sabe que se puede encontrar uno tras la salida del tren de aterrizaje, pero creo que voy a dejar la maleta dando vueltas sobre la cintra transportadora por infinito y pillaré el taxi tan pronto como pueda.

Viajaré por la ciudad encontrando un hueco con la ventanilla bajada y jugando con la aerodinámica con la palma de mi mano.

2 comentarios:

Roxana dijo...

...una mezcla de recuerdos, disposiciones y hechos...
tu texto me hace pensar en la película de Gondry, La ciencia del sueño...

Black Swan dijo...

He leído la sinopsis y parece bastante interesante, la veré.