sábado, abril 14, 2007

Siderales



Los Planetas - La Leyenda Del Espacio

Larga ha sido la espera del último disco de estos granadinos.

Máxime si lo que esperas es de tu agrado, también porque tres años tampoco pasan tan rápido como uno cree.
Los Planetas es un grupo granadino que en su día abanderaron el movimiento “indie” en
los noventa, y aunque ficharon pronto por una multinacional, siempre se han mantenido al margen; aunque es cierto que con su disco “Una semana en el motor de un autobús” se dispararon y aquél “Cumpleaños Total” sonaba en la mitad de los bares de moda.

El camino de bajada fue más estrecho, como dirían ellos mismos. Lo único que se podría salvar desde ese motor de autobús, hasta estos días, era aquél ”Encuentros con entidades”.

Hasta el día de hoy.

La Leyenda del espacio puede sonar a título muy presuntuoso.
Según en su pomposo artículo publicitario que se presenta en su web oficial, hace un guiño al disco de Camarón “La leyenda del tiempo”, donde Los Planetas sacan todos sus alambiques en forma de guitarras, y se mezcla con la química de la voz de J para crear una fusión entre power-pop, noise y la psicodelia del rock alternativo característico de la banda, con diversos palos del flamenco.

Pero ojo, no se trata de un giro de 180 grados en su sonido, ni vamos a escuchar a Eric tocar las palmas ni a Banin a las castañuelas; incluso me atrevería a decir que se trata del disco más pesado y oscuro de la banda, dejando esas influencias flamenquís para las letras y las composiciones de ellas sin afectar la estructura básica de su música, incluso la mayoría son adaptaciones de letras/canciones populares, al mundo galáctico de Los Planetas.

Tras una presentación bastante escueta –mal acostumbrados nos tenía su antigüo diseñador Aramburu– sin apenas incluir las letras, nada más que los títulos, el palo al que pertenece cada canción y poco más, se esconden auténticas murallas de guitarras espesas y llenas de efectos realmente espaciales, que con la voz nasal de J nos adentra en un mundo tortuoso, lleno de desamor, soledad, rencor, y nostalgia que no desaparecerá hasta el octavo corte.

Me estoy quedando sin fuerzas
sólo espero ya la muerte.
Me falta sangre en las venas
mi corazón se retuerce.
Estoy muriendo de pena
y tú no vienes a verme.


Así comienza este disco, una canción en la que J arrastra la voz mientras va tocando unos acordes característicos de unos tientos, mientras que Florent nos introduce por mil galaxias con la pedalera y efectos de su guitarra.

Reunión en la cumbre es 100% planetera, compuesta en su totalidad por J y alejándose de las intenciones del disco, con las características letras de este señor.

Y otra vuelta de tuerca con “Ya no me asomo a la reja”, una canción con un estribillo demoledor que las guitarras hacen de él un muro sólido, casi épico.

Una de las canciones más oscuras la encontramos con un título que le va ni que pintado: “Negras las intenciones”. Con un J casi hipnótico y una composición musical totalmente híbrida entre el flamenco más desgarrador y la psicodelia más ácida. Es todo un espectáculo escuchar eso de “No sé qué será peor, volver de nuevo contigo, o arrancarme el corazón” en un mar etílico instrumental que da la sensación de estallar en cualquier momento.

Y la luz reaparece en “Deseando una cosa”, una oda a la amistad, al amor y a Granada. Esta vez Banin deja de rasgar las seis cuerdas para ponerse en las manos de un hammond para crear los que muchos dicen será el himno generacional#07.

Algunas canciones de este disco ya están machacadas incluso de hace años por una demo que rulaba por la red, y a pesar de ser excelentes, ya se hacen repetitivas como Entre las flores del campo y el single Alegrías del incendio, este último con un video de lo más ardiente, nunca mejor dicho.

El disco se cierra con dos canciones que no dejarán indiferente a nadie. Sol y sombra es una canción que letrísticamente adoro, –canción que colgaré junto con Ya no me asomo…– pues tiene mil maneras de interpretación, todas ellas con un halo lleno de positividad enorme, para coger a tu pareja por las calles de la ciudad en pleno agosto. Una banda sonora a una cogida de manos.

La última es la que más dará que hablar sin duda.

Canción en la que aparece la voz de Enrique Morente detrás del sónar activado por el efecto de la guitarra. Un viaje que expresará como a su vez lo hizo la primera canción de este disco su verdadera intención:

La fusión entre la frialdad de lo eléctrico, lo sideral, el infinito negror del espacio junto al sentimiento del ser humano que desbanca cualquier barrera entre tiempo y espacio, como el flamenco.

Canción realmente conmovedora si se sabe la letra y su dedicatoria:

Y yo prefiero la muerte
antes que seguir así.
Otros prefieren quedarse
aunque no puedan vivir.
Aunque no puedan vivir…


Dedicada al fallecido músico y amigo de la banda, Aleix ”Sideral” Vergés.

Ya no me asomo a la reja

Como moro soy más moro.
Como cristiano, cristiano.
Como bueno soy más bueno.
Como malo soy más malo.
Soy más malo que el veneno.
Después de haberme llevado
toda la noche de jarana.
Después de haberme llevado
me vengo a purificar
debajo de tu ventana
como si fuera un altar.
Ya no me asomo a la reja
que me solía asomar.
Ya no me asomo a la reja,
me asomo a la ventana
que hay en la soledad
que hay en la soledad.
No sé si me iré a Ubrique
o me iré a Grazalema.
No sé si me iré a Ubrique
o a Alcalá de los Gazules
o a Alosno que es mi tierra.
No sé si me iré a Ubrique.
De oro barcelonés
un anillo te prometo.
De oro barcelonés
si dices por la mañana
ese que canta quién es
por la noche en tu ventana.
Ya no me asomo a la reja
que me solía asomar.
Ya no me asomo a la reja,
me asomo a la ventana
que hay en la soledad
que hay en la soledad.

Escuchar la canción aquí


Sol y Sombra

Ahora que el futuro está por decidir
desactivamos mecanismos de control
diseñados por dioses extraordinarios.
Trucos del tiempo y del espacio
buscamos y buscamos sin parar
y se oculta la verdad.
Seguimos intentando descifrar
la trama absurda de la realidad.
Ahora que otros pueden hablar conmigo
anunciando manuscritos en latín,
y del libro de los faraones
reproducimos estas palabras.
Sigues lo mismo de guapa que recién casada.
Subimos por la calle de Alcalá
y reluce la ciudad.
Bajamos por la calle de Alcalá
y reluce más que nunca la ciudad.
Ahora deberías escuchar
lo que tienen que contar.
Ahora deberías escuchar
la pura descripción de la verdad
que los maestros tienen que contar.

Escuchar la canción aquí

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