Al final, después de estos meses volando, planeando sobre mil besos,
surfeando en mil mejillas, entre otras serenidades rotas en estas últimas frías noches,
el destino o Dios sabe qué, ya me ha puesto en mi lugar.
Recordándome quien soy y de donde vengo.
Una semana apunto de caer, enchufado de nuevo al oxígeno con mi vieja amiga la bronquitis.
Qué hija de puta, ya no sé como decirle que no me siga, que ya tengo a miles de demonios rondando como para que ella aún siga detrás de mí.
Y tampoco quiero que tú me sigas, ya tengo a donde caerme muerto por mucho que te joda.
Besos a las dos.
Amor para la otra.
sábado, marzo 31, 2007
lunes, marzo 19, 2007
El tiempo no es para mí

Estamos de celebración, señoras y señores.
Dos años de vida tiene este blog, este diario abierto al público en el que a veces la realidad se funde con la ficción.
No se los iba a poner tan fácil, ¿no señores?
Dos años en el que existen una tal cantidad de hechos y acontecimientos que ocurrieron, semejantes a más de setenta entradas que tiene este blog.
Sentimientos desenterrados, otros de nuevo bajo toneladas de arena. Personas que enterré, otras que quisieron desenterrarse por sí mismas y volvieron a andar a mi lado.
Gente que me enterró y yo decidí darle de su propia medicina. Gente que ha venido a desenterrarme sin pedir mucha cosa a cambio: ser yo mismo con todos los inconvenientes incluidos en el dote.
Y otras que te las encuentras en el momento menos inesperado de esta vida y que te hacen sentir de verdad útil y querer ser persona, sin ponerle muchos listones al día.
Gracias a todos, tanto a los que murieron y a los que resucitaron, pues sin vosotros esto no sería lo mismo –aunque la música siempre estará y mi vida y sus historias siempre será un pormenor- y tampoco sería una parte de mí y de mis recuerdos.
Y los que me quedan por capturar.
Gracias.
domingo, marzo 11, 2007
Opacidad comprimida

Si me quieres decir algo, dímelo ya.
Que el tiempo y el espacio se disuelven como la cera.
Si mi llama luce firme, es porque el viento ni la tambalea.
¿Si me quieres, porque no dejas de bailar en la oscuridad?
Yo no soy tu salvador, apenas puedo salvarme a mi mismo.
Pero si quieres podemos unir nuestras fuerzas y ayudarnos.
Se sabe que merodea el miedo.
Ayer quedó con nosotros y nadie lo había invitado.
Pero si tú me lo pides, quitaré más “peros”.
Ya no prometo nada, se acabó.
Quiero no poner diques, ni construir puentes para no dar rodeos, ni quiero llevar el agua a donde no la hay.
Se acabaron de dar soluciones a la nada.
sábado, marzo 03, 2007
Los últimos días

Cuando se empieza algo, nunca se piensa en el final desastroso y desagradable que pueda tener.
Quizá nos de una mala jugada el tener una visión de cajón desastre en el horizonte.
Pero queda mucha distancia por tocar ese final con la punta de los dedos, por lo cual se disfruta el momento.
Saborear los minutos y tirar las excusas al suelo buceando en el querer.
Así formamos un ciclo, aunque en estos últimos días que apenas tenemos tiempo para nosotros, ni si quiera para despedirme no sé que más escribirte…
Podía escribirte una canción aunque le falte música y la letra se quede huérfana.
No sé si el día en que me atreva a decirte adiós pasará por delante de mis ojos todos esos momentos en que los demonios se enterraron y los ángeles se ataron a mi cuerpo.
Como siempre te decía, que me parecías una talibán del calor.
Y explotastes, vaya si explotaste…
Y me pillaste entre sueños ahogándome en mi dejadez que la explosión liberó de nuevo mi corazón lanzado en una disputa por dominar el viento.
Lo pude hacer, gané la carrera, por fin me sentí útil, quise ser humano de una vez, con mis imperfecciones asimiladas, con mis prejuicios enterrados y tus besos y tus manos desempolvándome de mi exilio en el abismo del miedo.
Te doy las gracias por estar ahí, Señorita Invierno.
Espero perderme entre las amapolas esta primavera y así intentar echarte de menos hasta tu regreso.
Vuelve pronto y hazme el favor de cuidar bien de ti.
Te quiero.
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