lunes, enero 05, 2009

La abominable transición del amor y su moraleja cautivadora





La existencia de un edén más allá lejos de tus piernas es para mí hoy en día, ciencia ficción.
Caigo en un agujero negro si pienso que hay vida más allá de mis raíces sumergidas en ti y en el abono que se convierte cuando mantienes tu mirada sobre mí y tus ojos no tiemblan.
Tanta delicadeza en tus manos, tanta fragilidad en ellas en las que albergan tan excitantes tesoros , se hace extraño imaginar que un día fueron fustigadas y enterradas por otras manos llenas de odio y de celos descontrolados.

La tortura se ciñó en ti, a los ángeles se les deja libres para que la luz rompa las tinieblas.
Pero las tinieblas luchan con espadas desgraciadamente muy afiladas y los ángeles son tan delicados…

Como tú, viajando sobre alas de ingenuidad. Con tus manos delicadas en las que denotan que nunca blandieron espada alguna mas que no fueran tus labios dando vida a tu sonrisa y destronando la adversidad.

Terremoto de divinidad fueron las causas en las que yo con mi corcel deshuesado fui a rescatarte de tan siniestras garras y no dejar sin embargo un río detrás de mí de sangre.
Sangre mía y otras vertidas por causas ajenas, daños colaterales o princesas y ángeles en las que yo me torné aliado del diablo poseído por las tinieblas torturando mil ángeles sin piedad hasta llegar a tu torre escalándola con la conciencia endemoniada hasta que tu perfume y tus manos angeladas me exorcizaron.

Así llegó la calma y tu liberación.

Fue una muestra más de que los ángeles y demonios, la furia y el bálsamo, la tormenta y el silencio son caminos que hay que recorrer para perdernos en un hermoso edén en el que un día fuimos víctimas y verdugos.

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