Aunque no es el estilo que estoy haciendo, quiero dedicaros a todos con esta canción compuesta e interpretada por mí, unas felices fiestas y un feliz año nuevo.
Hasta pronto.
jueves, diciembre 24, 2009
domingo, noviembre 08, 2009
New Night
Touch
I'm forgotten this time
I am so uncertain
That my heart will go on
My loving one
If you are here you'll find
That I'm not feeling well
That I will have to go on
Though summer and wine smell
I have no reason to follow
I have only you
My sun is fading
My heart's soul
Why, so quiet this new night
There's a white cloud under my eyelid
Come my loving one
There is swirling dark drowning my freedom
Calm is the undertow
Hold my hand
I'm in the waiting line
You and I stand burried in the ground
Though summer and wine smell
I have no reason to follow
I have only you
My sun is fading
My heart's soul
I'm forgotten this time
I am so uncertain
That my heart will go on
My loving one
If you are here you'll find
That I'm not feeling well
That I will have to go on
Though summer and wine smell
I have no reason to follow
I have only you
My sun is fading
My heart's soul
Why, so quiet this new night
There's a white cloud under my eyelid
Come my loving one
There is swirling dark drowning my freedom
Calm is the undertow
Hold my hand
I'm in the waiting line
You and I stand burried in the ground
Though summer and wine smell
I have no reason to follow
I have only you
My sun is fading
My heart's soul
lunes, abril 13, 2009
Fin de la segunda parte
Debido a que ésto ya olía a final o quizá a un largo paréntesis, quiero poner cierto broche final a este cajón desastre.
Últimamente no escribo, o quizá sí pero se trata de otro proyecto que quiero llevar a cabo. Siempre he pensado que he tenido cierta espinita artística que me he tenido que sacar de una forma u otra. Es como dijo una vez Aaron el cantante de los My Dying Bride, que de una forma u otra, nos tenemos que descargar toda nuestra vena artística.
No he destacado en nada, ni he querido ser lo mejor en algo. He tocado fotografía que la tengo más abandonada que ésto; escritura que han rozado todos los espectros -aunque quizá siempre predominó uno- y que de verdad escribí con el corazón. Una vez en la mano, y otras veces tan jovial que me costó meses recuperarlo.
Ahora quiero escribir música, es un nuevo capricho mío. Tengo guitarra, bajo pendiente de venir y aparatos para grabación así como un buen sample de batería XD.
Quizá pase como mis antiguas dotes artísticas, que no destaque y a lo mejor me de por meterme torero o bailaor de flamenco, no descarto nada.
Quería dar las gracias a todos y todas que se han pasado por aquí y pedirles perdón si no he prestado la misma atención que ellos a mí.
Nos veremos alguna vez, hasta pronto.
Love of Lesbian - Allí donde solíamos gritar
¿A que no sabes dónde he vuelto hoy?
Donde solíamos gritar.
Diez años antes de este ahora sin edad
aún vive el monstruo y aún no hay paz.
Y en los bancos que escribimos
medio a oscuras, sin pensar,
todos los versos de "Heroes"
con las faltas de un chaval,
aún están.
Y aún hoy, se escapa a mi control,
problema y solución,
y es que el grito siempre acecha,
es la respuesta.
Y aún hoy, sólo el grito y la ficción
consiguen apagar
las luces de mi negra alerta.
Tengo un cuchillo y es de plástico
donde solía haber metal,
y el libro extraño que te echó de párvulos,
sus hojas tuve que incendiar.
Y en los hierros que separan
la caída más brutal
siguen las dos iniciales
que escribimos con compás.
Ahí están...
Vertical y transversal
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas
cuando tú me repetías que
te hundirá y me hundirá,
y solamente el grito nos servirá.
Decías "es fácil" y solías empezar.
Y es que el grito siempre vuelve
y con nosotros morirá,
frío y breve como un verso,
escrito en lengua animal.
¡Y siempre está!
Te hundirá y me hundirá
y solamente el grito nos servirá
y ahora no es fácil,
tú solías empezar.
Vertical y transversal,
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas cuando
tú me provocabas aullar.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
¿Por quién gritaba?
Lo sé y tú no
no preguntabas,
tú nunca, no.
Últimamente no escribo, o quizá sí pero se trata de otro proyecto que quiero llevar a cabo. Siempre he pensado que he tenido cierta espinita artística que me he tenido que sacar de una forma u otra. Es como dijo una vez Aaron el cantante de los My Dying Bride, que de una forma u otra, nos tenemos que descargar toda nuestra vena artística.
No he destacado en nada, ni he querido ser lo mejor en algo. He tocado fotografía que la tengo más abandonada que ésto; escritura que han rozado todos los espectros -aunque quizá siempre predominó uno- y que de verdad escribí con el corazón. Una vez en la mano, y otras veces tan jovial que me costó meses recuperarlo.
Ahora quiero escribir música, es un nuevo capricho mío. Tengo guitarra, bajo pendiente de venir y aparatos para grabación así como un buen sample de batería XD.
Quizá pase como mis antiguas dotes artísticas, que no destaque y a lo mejor me de por meterme torero o bailaor de flamenco, no descarto nada.
Quería dar las gracias a todos y todas que se han pasado por aquí y pedirles perdón si no he prestado la misma atención que ellos a mí.
Nos veremos alguna vez, hasta pronto.
Love of Lesbian - Allí donde solíamos gritar
¿A que no sabes dónde he vuelto hoy?
Donde solíamos gritar.
Diez años antes de este ahora sin edad
aún vive el monstruo y aún no hay paz.
Y en los bancos que escribimos
medio a oscuras, sin pensar,
todos los versos de "Heroes"
con las faltas de un chaval,
aún están.
Y aún hoy, se escapa a mi control,
problema y solución,
y es que el grito siempre acecha,
es la respuesta.
Y aún hoy, sólo el grito y la ficción
consiguen apagar
las luces de mi negra alerta.
Tengo un cuchillo y es de plástico
donde solía haber metal,
y el libro extraño que te echó de párvulos,
sus hojas tuve que incendiar.
Y en los hierros que separan
la caída más brutal
siguen las dos iniciales
que escribimos con compás.
Ahí están...
Vertical y transversal
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas
cuando tú me repetías que
te hundirá y me hundirá,
y solamente el grito nos servirá.
Decías "es fácil" y solías empezar.
Y es que el grito siempre vuelve
y con nosotros morirá,
frío y breve como un verso,
escrito en lengua animal.
¡Y siempre está!
Te hundirá y me hundirá
y solamente el grito nos servirá
y ahora no es fácil,
tú solías empezar.
Vertical y transversal,
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas cuando
tú me provocabas aullar.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
¿Por quién gritaba?
Lo sé y tú no
no preguntabas,
tú nunca, no.
viernes, marzo 06, 2009
A la izquierda del roble
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.
Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabes
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
déjame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llévale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.
Mario Benedetti
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.
Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabes
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
déjame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llévale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.
Mario Benedetti
viernes, febrero 06, 2009
Mil millones de veces
si te quedas esta noche nada más,
si te quedas esta noche nada más,
prometo que voy a cambiar,
prometo que voy a cambiar.
las promesas que no puedes mantener,
las promesas que no puedes mantener,
no las deberías hacer,
no las deberías hacer.
las mentiras que no paras de contar,
las mentiras que no paras de contar,
no las voy a creer más,
no las voy a creer más.
tus amigos que no paran de llamar,
tus amigos que no paran de llamar,
no los puedo soportar,
no los puedo soportar.
si descubro que me vuelves a engañar,
si descubro que me vuelves a engañar,
te voy a hacer mal,
te voy a hacer mal.
si me vuelves a hacer daño una vez más,
si me vuelves a hacer daño una vez más,
no sé lo que va a pasar,
no sé lo que va a pasar.
Y si de pronto no te queda dónde ir,
y si de pronto no te queda dónde ir,
no vengas a buscarme a mí,
no vengas a buscarme a mí.
viernes, enero 23, 2009
Miel y Sulfuro
Es absurdo escuchar al silencio y adivinar qué sabor me dejan tus palabras en el paladar cuando mis ojos en contra de mi mente, leen de nuevo aquella servilleta del restaurante de carretera donde degustamos unos donuts caseros y nuestro amor con sabor a nuevo.
Sabor a paquete de tabaco recién abierto, de despensa llena hasta el techo, de tienda de abetos de navidad.
Es curioso como mi mente se contradice o se tortura o yo que sé.
Las despensas se vacían, y el tabaco se consume.
Y la navidad es un lastre para un no creyente como yo.
Porque la navidad para los ateos o agnósticos, es un lastre que hace entrever nuestros recodos de hipocresía. Porque a todo el mundo con corazón nos gusta que se acuerden de nosotros, de ver año tras año como algunos ojos siguen brillando con la misma intensidad.
Aquellas palabras escritas en una servilleta en nuestro juego recién comenzado de “dimes y te direses “ – pero de esos que hacen reavivar el alma, como una garrafa de gasolina en la hoguera, como una gavilla seca recién posada sobre las brasas – es para mí, un grillete que ni la llave del tiempo y la distancia nunca pudo abrir.
Y es que este silencio y mi Faustino me consume, en un acto recíproco de mortandad consentida: de desgaste mutuo como dos amantes en el lecho de su cama en la última hora de la humanidad.
Mirándose fijamente a los ojos y recorriendo con las manos cada centímetro de piel de la cara. Como si los ojos no les fuera bastante. Como si los dedos pudieran hablar, mirar, saborear. Como si la memoria después de la muerte habitara en cada yema de los dedos.
La mortandad consentida es tirar la toalla a todas las pocas oportunidades que tocaron en mi puerta.
Oportunidades con mil nombres de mujer, de perfumes diferentes y de gustos tan diferentes a los míos que hubo un tiempo en el que pensé que algunas podrían cambiarme.
Tumbas vacías con lápidas llenas de rosas, con inscripciones en oro con bellos nombres de mujer. Con las fotografías más preciadas –las que les hizo mi memoria la primera vez que mi corazón se canso de ser un músculo para hacer fluir mi sangre y darme un toque de atención de que todos los músculos de mi cuerpo estaban aburridos de tener un amo tan rutinario como yo- que guarda mi ser, con una buena dosis de idealismo.
Todas aquellas tumbas bajo metros de tierra que no tapa su olor a cadáver de rancio, otras veces a rosas y otras a viento del norte que solamente huele a estufas de leña que corretea por las calles de la barriada antigua y con mil cuchillas custriendo los labios y haciendo llorar la nariz.
Lo curioso de todo es que todas, absolutamente todas de esas mortajas enterradas en mi cementerio de mi putrefacta mente, están vacías. Y sueño a veces que sus fantasmas vengan a visitarme a mi botella de Faustino, a mi silencio y a mí.
Pero esos espectros siempre serán como humo: un leve deseo en las noches más frías de tocar lo que un día las malas cabezas, o el amor que no supo llevar a buen camino esa transición que supone entre la idealización de los primeros días hasta el amar de verdad la persona que es en sí.
Esas personas un día acabarán por desempolvarse y empolvarme a mí, enterrándome en mi tumba cavada con mis propias manos que un día llevaron otro nombre. Porque ya el vino cansa al hígado, y el tiempo a mis arrugas.
Y mi espíritu con sabor a miel y sulfuro que jamás tuvo término medio –el término medio lo vomité en mi primera borrachera– se entremezclará con mi autoperdón, porque a fin de cuentas, mi mala cabeza se antepone entre el yugo y el martillo.
Es complicado mantener servilletas con palabras bonitas en cajones rotos, pero es más difícil enterrar a gente viva en un corazón demasiado hueco.
Sabor a paquete de tabaco recién abierto, de despensa llena hasta el techo, de tienda de abetos de navidad.
Es curioso como mi mente se contradice o se tortura o yo que sé.
Las despensas se vacían, y el tabaco se consume.
Y la navidad es un lastre para un no creyente como yo.
Porque la navidad para los ateos o agnósticos, es un lastre que hace entrever nuestros recodos de hipocresía. Porque a todo el mundo con corazón nos gusta que se acuerden de nosotros, de ver año tras año como algunos ojos siguen brillando con la misma intensidad.
Aquellas palabras escritas en una servilleta en nuestro juego recién comenzado de “dimes y te direses “ – pero de esos que hacen reavivar el alma, como una garrafa de gasolina en la hoguera, como una gavilla seca recién posada sobre las brasas – es para mí, un grillete que ni la llave del tiempo y la distancia nunca pudo abrir.
Y es que este silencio y mi Faustino me consume, en un acto recíproco de mortandad consentida: de desgaste mutuo como dos amantes en el lecho de su cama en la última hora de la humanidad.
Mirándose fijamente a los ojos y recorriendo con las manos cada centímetro de piel de la cara. Como si los ojos no les fuera bastante. Como si los dedos pudieran hablar, mirar, saborear. Como si la memoria después de la muerte habitara en cada yema de los dedos.
La mortandad consentida es tirar la toalla a todas las pocas oportunidades que tocaron en mi puerta.
Oportunidades con mil nombres de mujer, de perfumes diferentes y de gustos tan diferentes a los míos que hubo un tiempo en el que pensé que algunas podrían cambiarme.
Tumbas vacías con lápidas llenas de rosas, con inscripciones en oro con bellos nombres de mujer. Con las fotografías más preciadas –las que les hizo mi memoria la primera vez que mi corazón se canso de ser un músculo para hacer fluir mi sangre y darme un toque de atención de que todos los músculos de mi cuerpo estaban aburridos de tener un amo tan rutinario como yo- que guarda mi ser, con una buena dosis de idealismo.
Todas aquellas tumbas bajo metros de tierra que no tapa su olor a cadáver de rancio, otras veces a rosas y otras a viento del norte que solamente huele a estufas de leña que corretea por las calles de la barriada antigua y con mil cuchillas custriendo los labios y haciendo llorar la nariz.
Lo curioso de todo es que todas, absolutamente todas de esas mortajas enterradas en mi cementerio de mi putrefacta mente, están vacías. Y sueño a veces que sus fantasmas vengan a visitarme a mi botella de Faustino, a mi silencio y a mí.
Pero esos espectros siempre serán como humo: un leve deseo en las noches más frías de tocar lo que un día las malas cabezas, o el amor que no supo llevar a buen camino esa transición que supone entre la idealización de los primeros días hasta el amar de verdad la persona que es en sí.
Esas personas un día acabarán por desempolvarse y empolvarme a mí, enterrándome en mi tumba cavada con mis propias manos que un día llevaron otro nombre. Porque ya el vino cansa al hígado, y el tiempo a mis arrugas.
Y mi espíritu con sabor a miel y sulfuro que jamás tuvo término medio –el término medio lo vomité en mi primera borrachera– se entremezclará con mi autoperdón, porque a fin de cuentas, mi mala cabeza se antepone entre el yugo y el martillo.
Es complicado mantener servilletas con palabras bonitas en cajones rotos, pero es más difícil enterrar a gente viva en un corazón demasiado hueco.
lunes, enero 05, 2009
La abominable transición del amor y su moraleja cautivadora

La existencia de un edén más allá lejos de tus piernas es para mí hoy en día, ciencia ficción.
Caigo en un agujero negro si pienso que hay vida más allá de mis raíces sumergidas en ti y en el abono que se convierte cuando mantienes tu mirada sobre mí y tus ojos no tiemblan.
Tanta delicadeza en tus manos, tanta fragilidad en ellas en las que albergan tan excitantes tesoros , se hace extraño imaginar que un día fueron fustigadas y enterradas por otras manos llenas de odio y de celos descontrolados.
La tortura se ciñó en ti, a los ángeles se les deja libres para que la luz rompa las tinieblas.
Pero las tinieblas luchan con espadas desgraciadamente muy afiladas y los ángeles son tan delicados…
Como tú, viajando sobre alas de ingenuidad. Con tus manos delicadas en las que denotan que nunca blandieron espada alguna mas que no fueran tus labios dando vida a tu sonrisa y destronando la adversidad.
Terremoto de divinidad fueron las causas en las que yo con mi corcel deshuesado fui a rescatarte de tan siniestras garras y no dejar sin embargo un río detrás de mí de sangre.
Sangre mía y otras vertidas por causas ajenas, daños colaterales o princesas y ángeles en las que yo me torné aliado del diablo poseído por las tinieblas torturando mil ángeles sin piedad hasta llegar a tu torre escalándola con la conciencia endemoniada hasta que tu perfume y tus manos angeladas me exorcizaron.
Así llegó la calma y tu liberación.
Fue una muestra más de que los ángeles y demonios, la furia y el bálsamo, la tormenta y el silencio son caminos que hay que recorrer para perdernos en un hermoso edén en el que un día fuimos víctimas y verdugos.
jueves, enero 01, 2009
Año Nuevo
No podré contar
qué ocurrió ayer,
fue hace tanto tiempo
que el sol se ha vuelto a poner.
Embobado, insomne,
acaricio la piedra que encontré.
Todos duermen pero ella,
con el ruido, no la pudo ver.
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Ella llegó tarde, no vio a nadie,
fue directa a dormir.
En vez de su piedra
encontró una fiesta en su salón.
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Con vivos, muertos, brindando juntos,
un año menos que dolerse de esta herida y de esta luz.
Vetusta Morla - Año Nuevo
qué ocurrió ayer,
fue hace tanto tiempo
que el sol se ha vuelto a poner.
Embobado, insomne,
acaricio la piedra que encontré.
Todos duermen pero ella,
con el ruido, no la pudo ver.
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Ella llegó tarde, no vio a nadie,
fue directa a dormir.
En vez de su piedra
encontró una fiesta en su salón.
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, con muertos ...
Con vivos, muertos, brindando juntos
por un año más, un año menos
que dolerse de esta herida y de esta luz.
Con vivos, muertos, brindando juntos,
un año menos que dolerse de esta herida y de esta luz.
Vetusta Morla - Año Nuevo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)