sábado, junio 16, 2007

Mediodías de tartas y humo


Se dibujaba difuso, abstracto el humo del cenicero mientras su contorno se alzaba sinuoso hacia el techo. En una especie de explosión a efecto tiempo bala colisiona sobre el techo, olvidando su composición etérea al mezclarse con el ambiente a expensas de nuestros ojos.

Pero tú alzas la cabeza observando la lentitud del humo mientras tu boca maquina con el del cigarrillo. Da la impresión de que en cualquier momento va a salir unos anillos de humo despedidos de tus labios, mientras tu lengua ayuda a hacer la circunferencia hueca del aro.


Siempre he pensado que fumas demasiado, que el tiempo que consumes en hacerte correr la nicotina por tus pulmones, es el humo el que te consume.

Quizá no sea yo el indicado para decirte qué vicios te corroen, ni qué tienes que dejar y qué tienes que aceptar y amontonar. No soy el indicado, no…

Y la verdad es que pienso que mi paranoia es cada día más elevada en ese sentido, pero temo un futuro turbio más bien tirando a negro, como los de tus bronquios. En un afán de alzar mi dramatismo.

Me voy a poner a hacer una tarta de esas de queso y mermelada de fresas. De esas que ya vienen con todo, con su molde, con su galletita deseando ser sólida a base de margarina, y yo enfundado con mi batidora, mi delantal de gatitos –si me hubiera visto por un agujerito hace cinco años, seguramente me hubiera partido la caja al presenciar tal estampa- mezclo la leche con el polvo y me dejo llevar con esa olor, me trasporto, no sé…

Seguramente haga lo mismo que tú y tu humo.

No sé si estará lista la tarta para la sobremesa, si no está bien sólida por no haber estado el suficiente tiempo en la nevera, no me gusta. Y no porque quede mala, yo hasta me como y rebaño el recipiente de la batidora con mis dedos, sino porque aún a pesar de cocinar, ser hipócrita con tus vicios y llevar delantales amariconados, sigo igual de exigente que antaño. Pero a veces pienso que no es verdad, porque te amo con locura y no me enamoré de tus imperfecciones, ni te quise liberar de las garras de un pasado dramático, ni evitarte un futuro apocalíptico.

Creo que al final le estoy dando importancia a las cosas que importan de veras, y sé que te amo.

Con eso me basta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravilloso Juan, sin palabras me has dejado. Es un preciosisimo texto. Simple claro senzillo y conciso. Fantastico.

Siboney dijo...

siiiiiiiiiiiiii!!!

me encanta... y si de algún modo es real o se hace realidad me gustará más ;P Porque es bonito amar, y más bonito es ser correspondido (para variar). Que nos des esa alegría!

;**

Black Swan dijo...

Os invitaré a la boda!!!

X'DDDDD

Anónimo dijo...

extraño, no creo que detras de esas palabras pueda haber una persona real, es muy bueno tu relato, de verdad muy bueno, pero dime, sombra negra estas enamorado? 0 es un canto de esperanza para un futuro incierto

Black Swan dijo...

Y porqué no puede haber nadie detrás que sea real?

En mi vida han pasado tantas cosas que lo irreal para mí sería despertarme con cuatro cabezas.

Lo demás es todo creíble.

Lo de si es verdad o mentira, cada uno lo puede interpretar a su gusto.

La gente que me conoce sabe que es un blog donde las medias verdades -depende de como se mire el vaso- abundan.

Nada más.

Saludos.