Acariciando mi cuerpo de madera, me envuelves con tu áspera cuerda sobre mi eje,eres tan cálida...
Tratas de no dejar ningún resquicio, en tu forma de contonearte en tus lentos y asfixiantes movimientos hacia mi cabeza.
Esperando a que me hagas danzar de un tirón, y dar vueltas y vuelo sin control.
A veces uno se cansa de ser peonza y prefiere ser cuerda.
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